Santo Domingo.- El año 2022 fue de grandes retos, donde el poco ingreso en los hogares, alza del precio del dólar, Alza de los Combustibles, continuidad de la inflación, una posible recesión y una estanflación en Europa son parte de las previsiones menos fortuitas para la economía mundial.
Estas previsiones son reseñadas en el informe Perspectivas de la Economía Mundial 2023, de la autoría de Aurelio García Del Barrio Zafra, doctor en ciencias económicas y Director del Global MBA, con especialización en finanzas de IEB.
Prevé que la desaceleración económica global se intensificará en 2023. “La inflación será todavía persistente, lo que obligará a una contracción monetaria más intensa que podría seguir fortaleciendo el dólar y causar problemas a muchas economías emergentes y en desarrollo. Pero, sobre todo, hay que subrayar que el entorno es enormemente incierto y volátil en un contexto marcado por la Guerra de Ucrania y la rivalidad geopolítica”.
Indica en el informe que lo peor para la economía global está todavía por llegar, debido a que los tipos de interés van a seguir produciendo incrementos y tardarán en tener los efectos deseados sobre los precios, y el crecimiento tendrá que bajar.
“Más allá de la difícil coyuntura macroeconómica, la sensación es que el mundo se enfrenta a diferentes crisis cruzadas”, indica.
Distintos fenómenos adversos como la inflación, la guerra, los problemas energéticos y de alimentos, los crecientes tipos de interés, la fortaleza del dólar y los problemas de sostenibilidad de la deuda en economías en desarrollo, la competencia geoestratégica entre EE.UU. y China o la necesidad de acelerar la transición energética, resultan abrumadores y dificultan el diseño de políticas públicas. Esto, dice, aumenta la probabilidad de cometer errores de política económica que los mercados penalicen, como le ha sucedido al Reino Unido.
En el informe se prevé que el crecimiento mundial sea del 2.8 % en 2023 y que la elevada inflación en todo el mundo está erosionando el ingreso real y el nivel de vida de los hogares y reduciendo el consumo.
También se refiere a la urgente necesidad de cuidar que la inflación no se extienda más y que en la mayoría de países la política fiscal es particularmente compleja, tomando en cuenta que las políticas de ingresos deberán ser sustituidas por medidas mejor orientadas.
Sugiere un urgente incremento de la producción y evitar aplicaciones restrictivas a las políticas comerciales y cuidar la asignación de capital, es decir, que los gobiernos se abstengan de implementar políticas distorsionadoras, como controles de precios, subvenciones y prohibiciones de exportación, que podrían acrecentar el reciente aumento de los productos básicos.