Opinion.- Frederick Ferreras es Abogado y Comunicador.-

En medio del panorama político actual, se ha formado una inesperada alianza entre los partidos de oposición, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y Fuerza del Pueblo (FP). Sin embargo, esta unión ha generado preocupación en algunos sectores de la sociedad, quienes argumentan que esta alianza busca retroceder hacia un Estado permisivo con la corrupción.

Es innegable que la corrupción ha sido un problema arraigado en la historia política dominicana. Durante los 20 años de gobierno del PLD, los dominicanos hemos sido testigos de los escándalos que han socavado la confianza de la ciudadanía en las instituciones y han obstaculizado el desarrollo del país.

No obstante, el año 2020 marcó una luz al final del túnel, la sociedad dominicana se lanzó a las calles a votar masivamente por un gobierno que ha prometido ser el cambio, desde su llegada al poder, el gobierno ha implementado medidas contundentes para enfrentar la corrupción. Se han establecido organismos especializados, se han fortalecido los sistemas de control y se ha promovido una mayor transparencia en la gestión pública. Además, se han llevado a cabo investigaciones y procesos judiciales que han permitido sancionar a altos funcionarios y actores políticos involucrados en prácticas corruptas, incluso personas que parecían intocables como el hermano del expresidente Danilo Medina y su mano derecha José Ramón Peralta.

Sin embargo, con la formación de esta alianza entre el PLD, el PRD y la FP, es la respuesta de una oligarquía política que no tolera ver afectado sus intereses, ya que estos dependen de un sistema corrupto que permita beneficiarse de la poca transparencia que tenían las instituciones del Estado, esto deja claro que estas fuerzas políticas que reflejan el debacle institucional que vivíamos hace 3 años, podrían buscar recuperar su influencia y poder político para proteger a aquellos que han sido señalados por actos de corrupción.

Es importante recordar que la corrupción no tiene color político y puede estar presente en diferentes sectores y partidos. Sin embargo, debemos diferenciar entre quienes la premian y quienes la castigan, así que resulta legítimo cuestionar la intención de esta alianza.

Luego de haber dicho lo anterior, podríamos decir que la formación de la alianza entre el PLD, el PRD y la FP ha generado un debate sobre los verdaderos propósitos detrás de esta unión. Mientras el gobierno actual ha demostrado su compromiso por combatir la corrupción, algunos sectores necesitan volver a tener dominio de las estructuras del Estado.