En las demarcaciones Los Mina del Sur y del Norte, El Almirante, Ensanche, Ozama y Villa Duarte los moradores expresaron que la delincuencia se ha mantenido activa en los últimos meses.

Santo Domingo Este.- Los delictivos han generado que la población sienta miedo al salir a las calles; diversos sectores del Gran Santo Domingo se encuentran arrodillados por las bandas criminales que asaltan a mano armada.

En algunas comunidades de Santo Domingo Este (SDE) se ha percibido una disminución ante estos hechos, pero, los comunitarios aseguran quelos agentes policiales no son responsables del mérito, debido a que “la Policía patrulle o no, no tienen nada que ver con la tranquilidad de la zona”.

Durante un recorrido por los litorales del referido municipio, periodistas de este medio lograron constatar cómo, por encima de las estrategias de ‘’prevención policial’’ como lo es el programa “Mi País Seguro”, continúan las inconformidades de la ciudadanía con el accionar policial.

En las demarcaciones Los Mina del Sur y del Norte, El Almirante, Ensanche Ozama y Villa Duarte los moradores expresaron que la delincuencia se ha mantenido activa en los últimos meses.

Fue notable cómo los comercios disponían de propias medidas preventivas para evitar ser atracados, ya que en horas de la noche los espacios públicos se convierten en ‘’tierra de nadie’’.

Juan Carlos, encargado de un colmado en Los Mina del Norte, explicó que desde un año y medio decidió cerrar su local a las 10:00 de la noche, porque los ‘’rateros’’ circulan en momentos de oscuridad y no sienten pena cuando amedrentan a los hombres humildes.

"Ellos vienen de otros barrios hacia aquí para atracar cualquier lugar o persona que ostente algún valor material’’, afirmo el poblador.

Agregó que en días anteriores estuvo a punto de ultimar a un delincuente que se "adueñó’’ de su casa intentando saquear objetos importantes.

"Esos abusadores no se conforman con robar en tiendas, si por error dejaste algo abierto en tu casa, cuando vuelvas en la noche preocúpate porque puedes encontrar a uno dentro’’, señaló.

Sumándose a estas declaraciones, María Luisa, quien labora en una banca de apuestas en El Almirante, expresó que la incertidumbre ha generado que las personas no se paren en las calles por el temor de ser despojados de su celular.

Además, indicó que los agentes policiales realizan revisiones en las zonas, pero no han sido suficiente porque estos solo buscan una ‘’ayudita’’.

‘’Las patrullas pasan, pero, tú sabes cómo es que funciona… vienen a la hora de cerrar para buscarse su dinero’’, destacó.

En el Ensanche Ozama, más que ser un aspecto molesto, la situación ya empieza a representar un símbolo de alerta para sus residentes,  porque los principales actores de emprender estos robos son los menores de edad.

"El tema aquí es que los jóvenes no quieren trabajar, todo lo desean recibir sin ningún esfuerzo y eso ha desencadenado una subida en los casos donde participan nuestros menores de edad y eso es muy preocupante porque ellos son el futuro’’, dijo una señora quien pidió no difundir su nombre.

‘’Puntos’’

Agregándose a las calamidades producidas por los constantes asaltos, los conocidos puntos de drogas también son parte de las preocupantes de estas demarcaciones. 

No obstante, los citadinos coinciden en que los integrantes de la venta de narcóticos no involucran a la vecindad en sus negocios.

"Esos puntos están por ahí, con el conocimiento de la Policía, pero escondidos sin hacer tiroteos ni meterse con la vecindad’’, dijo un empleado de una ferretería.

‘’Seguros’’

A pesar de que el delito se resiste a la extinción, en El Tamarindo, Villa Faro, Los Frailes, y los moradores de Los Mameyes reconocen la reducción sustancial de la delincuencia en sus calles.

Expresaron sentirse conformes con el servicio policial y la disminución de la delincuencia, pero piden a los agentes del orden generar acercamientos para desarrollar la convivencia social entre las autoridades y la comunidad.

"Las motorizadas transitan mucho por el frente de comercios y zonas residenciales. Eso es muy bueno, lo agradecemos mucho’’, dijo Patricia, residente longeva en Los Frailes.

Lo mismo sucede en el Tamarindo, donde sus moradores precisan que han transcurrido meses y no ha sucedido una eventualidad negativa al respecto.

"Tenemos más de 5 o 7 meses sin escuchar de un solo atraco’’, acotó Jomal.