Opinion: Lic. Frederick Ferreras

​El pasado sábado 23 de septiembre, el candidato opositor Leonel Fernández llevó a cabo una actividad proselitista en un claro desafío a la Resolución de la Junta Central Electoral (JCE) que regula este tipo de actividades. Este acto de aparente desacato no solo plantea interrogantes sobre el compromiso con el cumplimiento de las normas electorales, sino que también pone en tela de juicio la ética y el liderazgo del candidato y su equipo.

​La Resolución de la JCE establece claramente las pautas y restricciones que deben seguir los candidatos durante las actividades proselitistas, con el fin de garantizar la equidad y transparencia del proceso electoral. Sin embargo, el acto llevado a cabo por Leonel Fernández parecería indicar una falta de respeto hacia dichas normativas.

​En primer lugar, al ignorar las restricciones impuestas por la JCE, Fernández envía un mensaje preocupante a la ciudadanía. Un líder político debe ser ejemplo de respeto a la ley y demostrar su compromiso con el sistema democrático. Aunque Fernandez ha admitido en dichas ocasiones que las regulaciones por parte de la Junta Central Electora tienen un caracter Inconstitucional es evidente que el candidato opositor socava la confianza de los ciudadanos en el proceso y crea un precedente peligroso.

​Además, este acto de desacato plantea interrogantes sobre la ética y la responsabilidad del candidato y su equipo de campaña. ¿Es aceptable que un candidato a la presidencia intencionalmente desobedezca las normas electorales? ¿Qué mensaje envía esto a los demás contendientes y a la ciudadanía en general? La falta de apego a las reglas puede generar un clima de incertidumbre y desconfianza en el resultado de las elecciones.

En ese tenor, importante destacar que la Junta Central Electoral tiene la responsabilidad de hacer lo necesario para garantizar el cumplimiento de las normas electorales, y hechos como el del pasado sábado, donde hay el enfrentamiento por parte de uno de los actores políticos a las regulaciones establecidas, sabiendo este último que existen canales legales y democráticos para plantear sus preocupaciones, no podemos deducir otra cosa que no sea un intento de desestabilizar al árbitro electoral por parte de Fernández, quien en el año 2019 se lanzo a las calles en busca de que se respeten las reglas de juego, al parecer ha olvidado esos ideales